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2022 May 23 Cumbre de las Américas: nunca más un ALCA. (II) Manuel Pérez Rocha L.

Apenas hace 17 años América se rebeló en la cumbre del Mar del Plata contra Estados Unidos. Dijimos no al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), por ser un proyecto de dominio hegemónico y geoestratégico del gobierno de George Bush hacia el hemisferio, basado en el –devastador para la población trabajadora de Norteamérica– TLCAN.

Cada Cumbre de las Américas brinda oportunidades para vernos en el espejo del imperialismo estadunidense y medir los grados de unidad o desunión en América Latina y el Caribe. Andrés Manuel López Obrador se ha erigido como líder regional para dar nuevos impulsos a la añorada integración hemisférica y repeler reverberaciones de la doctrina Monroe. Pero, igual que con el entierro del ALCA en 2005, la contundencia de nuevos avances integracionistas y el sacudirnos del modelo neoliberal y capitalismo dependiente, dependerán de las respuestas a demandas de movimientos sociales.

 

En palabras de Alberto Arroyo, profesor jubilado de la UAM-I y prominente articulador de la entonces Alianza Social Continental (de la que hablo más adelante), “ni Estados Unidos ni la Unión Europea lograron en principio tratados de libre comercio más que con los países con gobiernos absolutamente neoliberales, en Centro América, Chile, Perú y Colombia (además de México). Pero no se logra hacer lo mismo con los países donde los movimientos fueron más fuertes y donde existían alianzas con los gobiernos en la lucha contra el ALCA, como en Venezuela y los países del Mercosur. Tampoco logran TLC con los (entonces) nuevos gobiernos de Bolivia y Ecuador, que también fueron resultado de las luchas sociales (https://bit.ly/3G6Cif1)”.

 

El papel que jugaron organizaciones sociales y civiles en la derrota del ALCA fue fundamental. Una de las redes más importantes en el hemisferio fue la Alianza Social Continental (ASC), creada en 1997, que agrupó a organizaciones y redes laborales, del campo y la ciudad, representando a millones. Además de articular a movimientos populares, en espacios como el Foro Social Mundial y Cumbres de los Pueblos alternativas a las de los gobiernos; fue fundada para facilitar el intercambio de información y la creación de estrategias y acciones para la construcción de modelos alternativos y democráticos de comercio.

 

Fue precisamente el análisis riguroso y participativo que llevó a desmenuzar borradores del ALCA, filtrados por funcionarios aliados, y generar información que sirviera tanto a la población como a los mismos gobiernos. El documento El ALCA al desnudo, publicado en 2002 (https://bit.ly/3Nv4F99), contiene análisis de los capítulos de agricultura, servicios, compras públicas, competencia, entre otros. Como explica Karen Hansen Kuhn, de la entonces red Alianza por un Comercio Justo de EU, “estos análisis coinciden en que se trata de un acuerdo que, de ser implementado, podría tener profundos impactos negativos sobre pueblos y ecosistemas a lo largo del continente. Los integrantes de la ASC no nos oponemos a las relaciones comerciales y económicas entre los países. Sin embargo, creemos que las reglas que rigen esas relaciones deben ser diseñadas de tal modo que garanticen que tanto el comercio como la inversión sirvan, ante todo, para promover un desarrollo equitativo y sustentable”.

 

Participé, desde la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (Rmalc), en el análisis del capítulo de inversiones del ALCA, junto con mis colegas Sarah Anderson (IPS), Scott Sinclair (CCPA), John Dillon (Qpd), entre otros. Encontramos que era casi una fotocopia de las reglas del TLCAN en favor de las corporaciones: mecanismos supranacionales de solución de controversias y privilegios como cláusulas de “expropiación indirecta” (pagarles sus ganancias esperadas), trato nacional y prohibición a gobiernos a imponer controles de capital (incluyendo aquellos llamados “golondrinos”) y a requisitos de desempeño a inversionistas ( o sea que se desentiendan del “desarrollo” nacional y local). Se trataba de exportar el neoliberalismo de a todo el continente.

 

Cada capítulo del borrador del ALCA fue contrastado también con otro importante documento de la ASC: Alternativas para las Américas (https://bit.ly/3lsJqcn) en que se plantean principios rectores de democracia y participación; soberanía y bienestar social; la reducción de desigualdades y la ¬sustentabilidad.

 

AMLO visualiza una especie de Unión Europea (UE) para el hemisferio. Es una utopía útil para dar pasos en direcciones correctas. Más allá de un mercado común un principio fundamental de la UE es el libre tránsito de trabajadores y la libertad de radicar en cualquier país miembro (una de las razones por las que una muy delgada mayoría de británicos votaron xenofóbicamente por el Brexit).

 

En la llamada de gobiernos de México y de EU el pasado 18 de mayo, para tratar de destrabar la cuestión de la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela de la próxima cumbre en Los Ángeles, Marcelo Ebrard informó que se tendrá entre otros ejes definir una “posición continental para la movilidad laboral, como medida para contrarrestar la migración irregular”. Sería, como dice La Jornada (22/5/19), “la primera vez que se discute movilidad laboral en una cumbre de este tipo”. Dudo que se llegue a muchos avances dada la parsimonia de la administración Biden y la extrema xenofobia republicana, pero AMLO no debe proponer nunca más el revivir al ALCA y confirmar que México ya no es peón, como en la etapa neoliberal, del expansionismo de EU en la región.

 

 

 

Tomado de: La Jornada.

 

 

 

2022 May 11 ¿Equidad en las Américas? Manuel Pérez Rocha L. (I).

 

Se aproxima la novena Cumbre de las Américas, a ser celebrada en Los Ángeles, del 6 al 10 de junio. Término divisorio, como si hubiera muchas “Américas”, subordinadas a una América primordial que sería Estados Unidos, en vez de una América única. Joe Biden se niega a invitar a Venezuela, Nicaragua y Cuba. Se afianza así el revés trumpista a los avances de la normalización de la relación de Estados Unidos con Cuba durante la administración de Obama. Es organizada por EU y la OEA, de la cual AMLO dijo recientemente que hay que remplazarla por la Celac. El foco central, según el Departamento de Estado de EU, es “construir un futuro sostenible, resiliente y equitativo para nuestro hemisferio” (https://bit.ly/3KPorL5).

 

Aprovecho para referirme a la cuestión de la equidad y a un tema que apuesto estará ausente en la cumbre que es el de la tremenda asimetría en el hemisferio basada en el régimen neocolonial de protección de inversiones de capitales trasnacionales. Es un tema casi tabú que significa un yugo para la verdadera democracia y autodeterminación de las naciones. Tampoco se cuestionará el imperialismo corporativista que hace a América Latina y el Caribe (ALC) la región más demandada del mundo en tribunales supranacionales. Este tema es una gran piedra en el zapato en la meta de la 4T de terminar el neoliberalismo. No hay que olvidar que la representante de Comercio de EU, Katherine Tai, recién había amenazado a la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, con que la pretendida reforma eléctrica habría de costarle hasta 10 mil millones de dólares a inversionistas de su país.

 

De acuerdo con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad, por sus siglas en inglés) en su Investment Policy Hub (https://bit.ly/3KTbb8f) países de ALC han recibido 130 demandas tipo “inversionista-Estado”, bajo tratados de libre comercio y de inversiones, por empresas de EU y Canadá. De éstas, 43 han resultado en favor de las empresas (incluyendo arreglos), 34 de los estados y quedan 42 pendientes. En comparación, EU ha recibido tan sólo cuatro demandas de empresas de ALC, no ha perdido ni una, y Canadá ninguna. La mayoría de estas demandas contra ALC provienen de empresas extractivistas que se insertan en nuestros países provocando destrucción ambiental, criminalización, expulsión y migración. Los gobiernos de ALC deben reclamar en la Cumbre a EU y Canadá, como países sedes de estas empresas, cumplir con sus obligaciones extraterritoriales en derechos humanos, y ayudar a frenar tanto despojo y violencia.

 

Hace poco escribí aquí que Honduras (14/3/22), con el nuevo gobierno democrático de Xiomara Castro, es una esperanza en Mesoamérica, especialmente ante tendencias dictatoriales en países vecinos como Guatemala y El Salvador. Honduras es un laboratorio de un utópico pero posible futuro de un socialismo humanista, pero ¿se podrá hablar de democracia en la Cumbre de las Américas cuando un país como Honduras está siendo amenazado para no cambiar políticas pasadas de narcogobiernos, como el de Juan Orlando Hernández, en colusión con capitales extranjeros? Voy a dar dos ejemplos.

 

Durante su campaña, Xiomara Castro había prometido abolir el marco de las zonas de empleo y desarrollo económico (ZEDE) o “ciudades modelo” que se han impuesto como estados dentro del Estado hondureño bajo sus propias reglas, que organizaciones sociales hondureñas acusan que se pueden usar para albergar al crimen organizado a escala mundial y ser paraísos fiscales. Son “burbujas en las que se ‘discriminará positivamente’ a una población privilegiada que vivirá dentro de la burbuja, respecto de otra que será excluida y marginada al otro lado de la frontera de la misma”, según Radio Progreso (https://bit.ly/3KO6o81).

 

El pasado 20 de abril el Congreso de Honduras votó en favor de derogar la Ley Orgánica de las ZEDE e iniciar su desmantelamiento. Según reportes, ya se habían aprobado tres proyectos ZEDE: uno, Prospera ZEDE, en la isla de Roatán. Este proyecto en tierras garífunas generó resistencias locales (https://bit.ly/3MVR5vq). El mismo día, la empresa Honduras Prospera, ( https://prospera.hn/ ) con base en Washington DC y Delaware comunicó que Honduras “violaría sus obligaciones en virtud del derecho internacional y nacional” y, en particular, por disposiciones de inversión del Tratado de Libre Comercio de América Central (DR-Cafta), así como el acuerdo bilateral de inversión (TBI) entre Honduras y EU. Amenaza además “que inversionistas de otros países también disfrutan de poderosos derechos de tratados” (https://bit.ly/3shYIoa).

 

Hay también indicios de que mineras, como la estadunidense Aura Minerals, han amenazado al gobierno de Honduras, que ya tenía redactados los cambios a la ley minera para prohibir la minería a cielo abierto (https://bit.ly/3kKvNVu) y le han hecho desistir (https://bit.ly/3M4IZRj) y aclarar que los contratos siguen vigentes.

 

Atinadas palabras del pedagogo guapinol, municipio de Tocoa, Juan López: “Hacer camino en este país que está atrapado entre los colmillos del imperio capitalista es una aventura fuerte, profunda, y delicada. La diplomacia parece flexible, servicial, atenta, comprensiva, pero es el rostro hipócrita del gran capital que muerde y arranca pedazos del cuerpo territorial y no admite compasión”. Esta frase es apropiada para contrastar verborreas de buenas intenciones desde EU hacia el hemisferio con la realidad de los grilletes imperialistas a los que América Latina y el Caribe están sujetos, y que han sido condenados a pagar a compañías extranjeras cantidades exorbitantes al impedir toda ganancia esperada (https://www.tni.org/en/node/23816).

 

*Investigador del Institute for Policy Studies www.ips-dc.org@ManuelPerezIPS

 

 

 

Tomado de: La Jornada.