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2025 Jun 12 Quítenles el micrófono. Julio Patán.

El brote de xenofobia que vive Estados Unidos tiene un equivalente en el neo patrioterismo mexicano, agitado por personajes como Noroña, un conocido experto en “no-me defiendas-compadre” que, para no ir más lejos, acaba de provocar una reacción desmesurada del senador norteamericano Eric Schmitt, republicano, por aquello de no enterarse de que las declaraciones que haces para el consumo mexa rebasan las fronteras y causan terremotos.

Schmitt es la punta de lanza legislativa para imponerle un impuesto del 15% a las remesas enviadas a México, o sea, cuatro veces más que la propuesta trumpiana del 3.5%. Noroña, entre comentarios sobre que le andan echando gasolina al fuego, se rio con displicencia de la propuesta del senador. Bueno, pues éste se despachó con un: “El presidente del Senado mexicano está muy molesto con mi proyecto de ley para cuadruplicar el impuesto a las remesas. En una conferencia de prensa ayer, se rio de la idea. ¿Adivina qué? El impuesto a las remesas acaba de subir 5%”.

El nivel, en los ambientes conservadores gringos, es ese: abundan las confrontaciones a la menor provocación, las apuestas que se doblan, las reacciones desde la panza. Normal. Esas salidas de tono sirven para entusiasmar a tu clientela política. Por eso hay que tener mucho cuidado con lo que se dice o se propone. Otro caso: Kristi Noem, secretaria de Seguridad interna y voz cantante de la política migratoria de Trump, acusó a Claudia Sheinbaum de alentar las protestas violentas. No fue así. Hay que decirlo, la Presidenta se pronunció claramente contra la violencia. Semanas antes, sin embargo, avisó de que ante el impuesto a las remesas, México podría “movilizarse”. ¿Se refería a organizar protestas? Es poco probable. Seguramente hablaba de diplomacia formal. Pero Noem lo aprovechó, y Trump no la corrigió.

Otra vez, normal. Porque no solo fue Noroña. Guadalupe Chavira, senadora de –qué más– Morena, convocó a una manifestación frente a la embajada norteamericana. Leyeron bien. Una senadora convocó a una protesta. Tuvo que salir Adán Augusto, que no viene del activismo chairo sino del priismo tabasqueño, o sea de la política, a dar la instrucción de que se suspendiera la sandez de su compañera de bancada.

Es así como la prudencia con que se ha conducido el Gobierno federal en la relación con los vecinos amenaza con servir para tres cosas, en un pestañeo. Es que, ya saben, uno puede salir de la barricada, pero la barricada no sale de uno.

En serio, porfa, ya quítenles el micrófono.

 

 

 

 

Tomado de: 24 Horas