2025 May 11 Su visión. Carlos Elizondo Mayer-Serra
En la visión simplista de la 4T, los culpables de todo son los neoliberales. ¿Cuánto de este cuento les impide ver la realidad?
Después del reciente intercambio entre Sheinbaum y Zedillo, lo fácil es pensar que se trató de una distracción mediática por parte de la Presidenta. Razones tiene para buscar hacerlo.
Sin embargo, no fue eso. Es la defensa de la visión de los vencedores: el Fobaproa no sólo fue un inmoral rescate de los ricos, sino la consecuencia de una crisis económica evitable si la izquierda hubiera gobernado desde 1988, como creen que debió haber sido si les hubieran permitido llegar al poder. La lógica subyacente es clara: ellos no habrían vendido los bancos y por tanto no habría sido necesario rescatarlos. Lo de menos es que los bancos nacionalizados hubieran estado cada vez peor administrados, con lo cual seguramente habrían acabado en alguna crisis bancaria, ni tampoco hubieran negociado el TLCAN. Lo importante en su narrativa es la secuencia de hechos.
Es similar a su visión de la crisis de seguridad: es consecuencia de que les arrebataron el triunfo en el 2006. Imposible saber cómo estaría el país si los abrazos y no balazos hubieran empezado entonces. Tampoco importa si Calderón actuó por razones no muy distintas a las que hoy tiene Sheinbaum: por una expansión creciente del crimen que heredó de su antecesor, aunque la Presidenta no lo pueda decir. Además, por la crítica recurrente de cómo lo manejó Calderón, más de un morenista debe ver la estrategia actual como un error: sólo creará más violencia.
Hay otro argumento que no expresan abiertamente. En su imaginario, llegaron al poder a pesar de las reformas electorales desde 1997, no gracias a ellas. Los dejaban competir, pero no ganar. Ni siquiera consideran legítimo el triunfo de Peña Nieto en el 2012: el PRI compró la elección. Llegaron al poder cuando se impusieron con una contundente victoria que Peña Nieto no pudo frenar. Ante la visible derrota, la maquinaria priista optó por trabajar para Morena. Esta visión no es tan distinta de la del histórico líder sindical Fidel Velázquez, quien ante el avance de la oposición en los años 80 dijo: “A balazos llegamos y los votos no nos sacarán”.
Si bien una parte de la izquierda radical creyó necesario irse a la guerrilla para sacar al PRI del poder, afortunadamente México logró una transición pacífica, primero en el 2000 y después en el 2018. Pero en el fondo, el grupo hoy en el poder parece creer que, si llegaron a partir de una brega política larga, injustamente bloqueados, no tienen por qué defender eso del piso parejo y las instituciones autónomas como el INE. Que los saque una oposición capaz de sacrificarse como lo hicieron ellos.
Todo cuento sobre el pasado está lleno de imaginación, pero se requiere uno para construir una hegemonía política. Ahora bien, ¿cuánto de esta visión impide ver la realidad? Este es uno de los retos de toda clase gobernante.
El miércoles, Sheinbaum aclaró que el ansia privatizadora de los neoliberales es lo que los lleva a criticar las grandes
obras de AMLO. En sus palabras, “Lo que pasa es que a ellos no les gusta [...] que haya regresado la obra pública en México [...] el Tren Maya va lleno y, además, tiene la virtud de que pone en alto a la gran nación maya:..”.
¿Miente sin rubor para reforzar la pedagogía estatista del régimen? ¿No se dan cuenta de que la presión fiscal, impulsada por las enormes pérdidas de las empresas estatales, Pemex a la cabeza, amenaza con llevarnos a una crisis macroeconómica seria?
La crisis de 1982 trajo a unos bomberos a apagar el fuego: los neoliberales. Vender activos públicos era la única forma de salir del agujero fiscal. Morena no ha sabido cómo acomodar en su narrativa los orígenes de esa crisis: un gobierno expansivo, interventor y emprendedor. En su visión simplista del mundo los neoliberales son culpables de todo. No tener claras las causas de la inestabilidad fiscal pasada es un serio problema para un país hoy en medio de tanta incertidumbre económica.
Tomado de: Reforma