2025 May 11 Se perdió el país. Rafael Álvarez Cordero.
La injusticia nunca gobierna para siempre. Séneca
Un país es una determinada área geográfica y una entidad políticamente independiente que cuenta con su propio gobierno, administración, leyes, fuerzas de seguridad y, por supuesto, población; la palabra país comparte significado con nación (del latín nātio), en su aceptación como nación política.
Cuando una economía crece y posibilita una evolución hacia una mejor calidad de vida, se habla de desarrollo. Un país desarrollado, en este marco, es aquel que permite a sus habitantes satisfacer sus necesidades en libertad y en un ambiente seguro.
Hoy quiero hablar de nuestro país que se perdió; nunca he sido pesimista y nunca lo seré, pero no puedo —frente a la definición de lo que es un país—, aceptar que vivimos en uno, reconozco que se perdió el país; hoy es una satrapía, que se está convirtiendo en tiranía.
Mucho de lo que nuestros antepasados construyeron poco a poco y que los gobiernos anteriores consolidaron, se destruyó en el sexenio pasado; desde la Constitución y sus leyes, sus organismos de gobierno, sus instituciones de control, hasta su economía, su educación y su salud, sus relaciones internacionales; la tranquilidad y seguridad de los ciudadanos.
No hablaré más de la criminal presencia de un individuo que no supo gobernar, sino destruir, y reitero que su ignorancia no lo librará de la responsabilidad que tiene ante las leyes, los ciudadanos y la historia, pero creo que es preciso que digamos con todas sus letras: que quien está todas las mañanas en el Salón Tesorería, ni gobierna ni sabe gobernar, y no sólo eso, sino que su silencio frente a la ola de criminalidad y narcoviolencia, otorga carta blanca a los delincuentes, como lo hizo su antecesor.
La señora Presidenta heredó un caos monumental y así vivimos: la economía, la seguridad, la educación y la salud están en crisis; la corrupción que invade todos los ámbitos, la delincuencia incontrolable y solapada, pero, mientras, la señora hace fiestecitas, vende café y chocolate, se codea y hace tratos con Cuba e insulta y desprecia a todo el que se atreve a desenmascarar su pantomima; su torvo Goebbels, Jesús Ramírez Cuevas, inunda el país con videos y mensajes de optimismo y popularidad, sin conseguirlo.
Es triste ver que en las redes sociales se critican las ridículas y falsas afirmaciones de la señora Presidenta, y las caricaturas la muestran como es: débil y sin fuerza, atenta solamente a la voz de su amo.
Frente a las aves carroñeras como Gertz Manero, Rosario Piedra, Fernández Noroña y otros, Omar García Harfuch trabaja duro y se alza para detener a los delincuentes, sólo para comprobar que los jueces los liberan de inmediato.
No tenemos país, millones de mexicanos están en la miseria, millones de mexicanos lloran a sus muertos por asesinato o por enfermedad, millones de mexicanos tienen miedo y quienes quieren trabajar; en la economía, la salud, etcétera están bloqueados y no pueden hacer nada.
Y para sellar la destrucción del país, las elecciones del 1 de junio y la inminente ley de telecomunicaciones confirman que, desde el primer día, lo único que se ha buscado es la implantación de la tiranía
Sé que hay miles, cientos de miles de buenos mexicanos, hombres y mujeres capaces y brillantes que se oponen a esta destrucción del país, pero sé que aún falta mucho para constituir una verdadera fuerza que se oponga a la lamentable tiranía que tan claramente describió Ernesto Zedillo. Optimista como soy, creo que más pronto que tarde todo cambiará y podremos recuperar el país que amamos.
Mientras, seguiré denunciando: se perdió el país.
Tomado de: Excélsior