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2025 May 16 Teorema y ecuación de la dictadura. José Elías Romero Apis.

No me resulta claro si hoy el gobierno tiene el poder concentrado de una dictadura. Mi primera impresión es que no lo tiene y tan sólo tenemos un poder disperso y difuso. Lo digo porque desde los cárteles de drogas y migrantes hasta los bloqueadores de calles y carreteras hacen todo lo que quieren. Lo mismo hacen muchos otros...
Con frecuencia se escucha que México es una dictadura. La verdad es que eso se ha escuchado durante 150 años. Se dijo en los 34 años del Porfiriato, en los 20 años de la Revolución Triunfante, en los 76 años del priismo, en los 12 años del panismo y en los 7 años del régimen actual.

Pero no me resulta claro si hoy el gobierno tiene el poder concentrado de una dictadura. Mi primera impresión es que no lo tiene y tan sólo tenemos un poder disperso y difuso. Lo digo porque desde los cárteles de drogas y migrantes hasta los bloqueadores de calles y carreteras hacen todo lo que quieren. Lo mismo hacen muchos otros, desde medrar impunemente con el crimen hasta trabajar esforzadamente en la informalidad.

En México no se respetan ni las leyes de la corrupción ni la velocidad del reglamento vial. Por eso, hay muchos símiles de la dictadura que los politólogos sarcásticos han bautizado con guasa y han descrito con ejemplos sexológicos. Uno de ellos es la dictablanda, que es un gobierno frígido que puede, pero no quiere. Otro es la dictaguanga, que es un gobierno impotente que quiere, pero no puede. Un tercero es la dictabofa, que es un gobierno eunuco que ni quiere ni puede.

Las dos peores derrotas de un sistema político son el fracaso de su autoridad y el fracaso de su libertad. El logro de ambas es complejo. Muchas veces el triunfo de la autoridad se paga con cargo a la libertad y la victoria de la libertad se paga con cargo a la autoridad.

Luis Muñoz Marín decía que a los pueblos latinos nos resulta difícil tener gobiernos con mucha autoridad y pueblos con mucha libertad. Por eso, hemos vivido largas épocas de mucha autoridad y poca libertad, así como otras de mucha libertad y poca autoridad.

En noches de insomnio me atormenta un enigma misterioso. ¿La autoridad proviene del orden o el orden proviene de la autoridad? ¿Se requiere orden previo para que haya autoridad o se requiere autoridad previa para que haya orden?

Creo que lo primero es el pensamiento de casi todos los pueblos occidentales modernos. Estados Unidos, Canadá y casi toda Europa han instalado su autoridad a partir de la previa presencia del orden, así como en Italia y en América Latina hay poca autoridad porque hay poco orden.

Por el contrario, lo segundo es el pensamiento de casi todos los pueblos orientales contemporáneos. Desde Rusia hasta Japón, pasando por China, India y los países árabes, piensan que sólo con una recia autoridad se puede instalar un orden confiable y duradero.

Me da miedo que mi generación de mexicanos sea el artífice de la vergonzosa derrota histórica de no haber entronizado la plena potestad de nuestra autoridad, al mismo tiempo de no haber consolidado el adecuado uso de nuestra libertad. El peor de los mundos posibles es la libertad restringida y la autoridad derruida.

Alguna vez, Mario Vargas Llosa dijo, con ironía, que la mexicana era la dictadura perfecta. Yo repelé, también con otra ironía, que ni tan perfecta. Y en ello me sostengo porque, hasta ahora, la ciencia política no tiene una precisa definición de la dictadura y, por lo tanto, nos movemos en ese pantano conceptual, tan sólo con tanteos. Por eso nos conformamos con una aproximación. Es como el chahuistle o la chingada. Nadie quiere que le caiga aquél o que se lo lleve ésta, pero nadie los explica con precisión.

Con palabras más tersas podemos decir que muchos conceptos políticos son como el alma o como el espíritu. No tienen axioma y ni siquiera teorema. Tan sólo son un concepto etéreo y eso nos ha bastado durante siglos. Por eso es difícil explicar lo que es.

Es muy difícil explicar lo que es la muerte y es más fácil describir lo que no es. Siguiendo el Principio de Exclusión, de Wolfgang Pauli, la muerte es la ausencia de vida, la no-vida. También la dictadura es más fácil explicarla por lo que no es. La dictadura es la ausencia de libertad, la no-libertad. Y esto no es un teorema científico. Es una ecuación cotidiana.

 

 

 

Tomado de: Excélsior