2025 May 25 Melate. Carlos Elizondo Mayer-Serra.
Quienes tienen recursos y capacidad de movilización determinarán el resultado de la elección judicial.
Muchos disfrutan el Melate, un sorteo donde se apuntan números en una boleta. Se parece al método para elegir a los futuros juzgadores del país, aunque es mucho más sencillo.
En la elección federal habrá 881 cargos en juego y 3,423 candidatos. Además, en 19 entidades habrá elecciones estatales para juzgadores locales. Una será la CDMX, con 137 cargos y 719 candidatos. Si alguien quisiera votar en congruencia con sus preferencias valorativas, le tomaría días entender qué hacer y se equivocaría varias veces.
El Melate es justo, cualquier número tiene la misma probabilidad de salir, aunque en el 2012 algunos de sus funcionarios hicieron fraude. En la elección del domingo entrante la participación será baja por lo que quienes tienen recursos y, sobre todo, capacidad de movilización determinarán el resultado. Por eso las tres ministras de la Corte iniciaron sus campañas frente a grupos organizados que saben cómo hacerlo. Ya están a la vista de todos los acordeones repartidos por líderes políticos con los números de cómo votar. Esto le quita cualquier pretensión democrática al proceso.
Además, en el conteo se pueden hacer trampas. Las boletas no utilizadas no se destruirán. El argumento del INE es que serán tantas las no usadas (las imprimen suponiendo una participación del 100 por ciento) que no daría tiempo para cancelarlas. El conteo se hará en los distritos, sin representación de los partidos políticos, por no ser supuestamente una elección partidista. Los resultados finales tardarán en completarse hasta 15 días.
La mayor diferencia con el Melate es la importancia del resultado para el país. Hasta el presidente del Senado, Fernández Noroña, ha reconocido que se les colaron en la boleta 20 candidatos a juzgadores federales ligados con el narcotráfico. Son los que él ha detectado. Hay innumerables más.
En el 2033 los jueces federales tendrán que regresar a las urnas para revalidar su puesto.
Serán generosos con quienes los hayan apoyado, no necesariamente los electores, sino sus patrocinadores. Tendremos al mismo tiempo un Poder Judicial controlado por el Ejecutivo en casos que le parezcan importantes, sobre todo los tributarios, pero descentralizado en aquello que no llegue a la atención de la Presidenta.
En ningún lugar del mundo hay una elección como esta. No por ello somos más democráticos o mejores que el resto del planeta. Esta absurda elección es la decisión de un solo hombre, para quien el mérito y la autonomía técnica son contrarios a su movimiento. Ahora tendremos un sistema judicial al que puede llegar como juzgador cualquier ignorante. Ocho de promedio en la licenciatura no sirve para realizar una tarea tan especializada y delicada como esta. En un sistema meritocrático, buena parte de los candidatos no hubieran tenido oportunidad alguna de competir.
Esto es seguramente uno de los objetivos de la reforma judicial. Si sólo se hubiera buscado el control del sistema, bastaba con quedarse con la Suprema Corte y el Consejo de la Judicatura Federal.
Lo atractivo para un movimiento de izquierda es lograr un cambio de fondo en cómo se entiende la ley. El pasado 27 de febrero, la ministra Lenia Batres en su defensa de un doble cobro del IVA a mercancías de importación temporal dijo que invalidar la norma representaría pérdidas de entre 46 mil y 250 mil millones de pesos para el erario y por ello el causante estaba obligado a pagar. Esta visión jurídica contraria a la lógica de priorizar lo técnico y los derechos individuales va a expandirse en el futuro.
Nadie cree que esta elección vaya a reflejar las preferencias de un ciudadano informado. Ni el más experto hoy puede justificar con suficiente información su voto. Por eso no voy a participar. Como en el Melate, será lo que le lata al elector o, peor aún, la mayoría de los votantes seguirán los acordeones distribuidos por quienes les reparten dinero.
Tomado de: Reforma