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2025 May 25 La sordera del poder. Leonardo Curzio.

Hace años Crozier escribió un ensayo sobre la capacidad de escuchar. Los sistemas se bloquean cuando ya no reciben los mensajes del entorno y por tanto son incapaces de refrescarse y reinventarse. Los síntomas de la sordera son múltiples y el más evidente es negar la realidad. Empieza a inquietar que se pretenda, por ejemplo, que los datos económicos estén sujetos a una hermenéutica particular y que una economía estancada no está estancada, sino que es una economía moral que se riega desde abajo. Me resultó surrealista tener en la mesa los datos del IGAE, el PIB y el comunicado del gobierno diciendo que la economía marchaba bien. Este gobierno es inasequible al desaliento y todo lo ven de manera favorable, no importa que sean aranceles o impuestos a las remesas. Es bueno ser optimista cuando te toca hacer el porrista nacional (función capital de un gobierno), pero de allí a negar la realidad hay un espacio que debe llenarse antes de instalarnos en Disneylandia. Después del rebote de la pandemia la economía mexicana ha tenido un desempeño inercial y no hay manera de negarlo. Cualquier incremento de la inversión extranjera se presenta como una proeza digna de Deng Xiaoping, pero los desajustes se minimizan. Ni tan tan ni muy muy.

El problema crece cuando la propia generación de posverdad se convierte en una certidumbre del tomador de decisión. La propaganda se convierte en la verdad y el gobernante considera que cualquier lectura alterna es facciosa, viciosa o interesada. Es muy difícil dialogar constructivamente con un negador impenitente de la realidad porque no hay un reconocimiento de lo que no funciona o de lo que podría cambiarse para mejorar. Todo se convierte en un juego defensivo del argumento. No importa lo que ocurra, el gobierno siempre tiene una mirada correcta y cuando la realidad presenta algún dato perturbador, como el asesinato de un alto cargo del gobierno de la ciudad, la reacción es inmediata: no partidizar y no especular. Sea. Pero son dos virtudes que el movimiento que gobierna no solamente no practicó, usó de forma intensiva el rescate bancario, las reformas educativas y la guerra contra el narco para confrontar y ha especulado con todos los temas posibles, incluido el asesinato de Colosio. En mala posición están para pedir lo contrario; además es difícil dialogar porque siempre adoptan una irritante superioridad moral. Pero en el fondo la petición tiene como objetivo el que se deje de hablar de un tema que claramente le resulta molesto porque no tienen los latiguillos disponibles para explicar lo que ocurre. No se puede culpar a Calderón de lo que ocurrió en la capital.

Les pasa a todos los gobernantes que tienen mayoría; conforme avanza, el poder se asienta y tiene menos disposición de escuchar. Muy peligroso es subir a esas alturas en las cuales escuchar es un acto prescindible. Tengo la impresión de que al gobierno actual le está pasando cada vez más y con más frecuencia que las voces que no confirmen lo que ellos esperan les son cada vez más repelentes. La presidenta esconde cada vez peor su incomodidad con las miles de opiniones que se vierten, muchas de ellas desinformadas o superficiales, sobre los más variados temas que van desde el accidente del buque Cuauhtémoc hasta el gusano barrenador. Pero el riesgo que tiene un gobierno mayoritario no es oír lo que le incomoda, sino dejar de oír, porque poco a poco el pensamiento se adocena. La mayoría se siente, por muchas razones, legitimada para defender sus argumentos, pero, atención, no todos son ciertos.

Analista. @leonardocurzio

 

 

 

 

 

Tomado de: El Universal