2006 Los límites del crecimiento. 30 años después. Donella Meadows Et Al .
Prólogo a la edición española
Límites, esperanzas y compromisos
Esta nueva versión y puesta al día de Los límites del crecimiento, primer informe al Club de Roma publicado en 1972, es el tercer aldabonazo de sus autores sobre nuestras conciencias de ciudadanos del planeta Tierra. Atrás quedaron las críticas vertidas sobre la primera versión y sobre las observaciones del Comité Ejecutivo del Club de Roma publicadas como Introducción del Informe dirigido por Dennis Meadows.
Los peligros que acechan a la humanidad son ahora probablemente mayores y más inminentes.
Sin embargo, no se trata de que los autores de este libro ni el Club de Roma seamos heraldos de potenciales catástrofes. Se trata, muy por el contrario, de impedir situaciones límite. Tampoco se pretende formular profecías ya que, desde la primera versión, se plantearon escenarios alternativos propios de todo trabajo prospectivo, además de proponer remedios posibles.
Actualmente, cuando se releen aquellas páginas o se consulta la versión actualizada del excelente texto publicado veinte años más tarde, bajo el título Más allá de los límites del crecimiento, hay que concluir que, a pesar de las muchas personas que van tomando conciencia de los grandes riesgos, seguimos sin percatarnos plenamente de que si no se producen cambios substanciales de nuestros hábitos egoístas y derrochadores, esos riesgos se convertirán en situaciones muy peligrosas, prácticamente irreversibles e imposibles de gestionar en favor de todos. Las señales que entonces se apreciaban de que se estaban dilapidando recursos no renovables, deteriorando así la insustituible herencia de la humanidad, son hoy en día acaso más evidentes y acuciantes. El mundo exponencial en que vivimos sigue siendo un mundo en el que aún no se sabe cómo acrecentar la calidad de vida y hacerla accesible a todos sin incrementar las graves huellas ecológicas que deja sobre nuestro planeta el actual modelo de crecimiento económico. La magnitud del actual consumismo muestra desde hace tiempo que necesitaríamos contar con más de un planeta Tierra para poder mantener, de este modo, los afanes de gran bienestar material por parte de los más privilegiados.
En las vibrantes páginas que siguen y que constituyen un nuevo alegato a favor de la cordura y la esperanza, los autores siguen confiando en las capacidades humanas para encontrar modos de convivencia y maneras de aprovechar nuestros saberes de forma solidaria en favor de todos. Lamentablemente, cuando estos trabajos vieron la luz en lengua inglesa, ya había fallecido Donella Meadows, la queridísima Dana, y ahora, cuando llega a los lectores de habla hispana, otros queridos miembros del Club de Roma también nos han dejado, como Víctor Urquidi, quien revisó y prologó la primera edición en español en 1972. Su esfuerzo se centró en difundir esta nueva revolución de la sostenibilidad, de la que se vuelve a hablar en los capítulos que siguen, así como la exigencia de una mayor información y de mayor claridad para no escamotear los problemas. Se trataba, y se sigue tratando, de ejercer más solidaridad para buscar soluciones que no sean para unos pocos sino para todos los pobladores del planeta, así como para las futuras generaciones, además de preservar la Naturaleza.
Los autores de esta obra piensan, como debemos pensar todos, que aún estamos a tiempo. Sin embargo, no basta si antes no estamos predispuestos a afrontar cambios radicales y globales en nuestra convivencia y en la forma como nos relacionamos con la Naturaleza. Para ello habrá que practicar el buen gobierno democrático de los asuntos colectivos e idear nuevas fórmulas productivas que hagan posible erradicar la pobreza y extender la calidad de vida a todos, a fin de impedir que se agoten los recursos no renovables del planeta. Ello supone replantear nuestra capacidad tecnológica, creativa e innovadora para que actúe en favor de todos sin limitarlo a la simple rentabilidad industrial. A tal fin es preciso idear nuevos modos de encarar los problemas y de moderar nuestros pequeños egoísmos para apostar, por el contrario, a favor de un desarrollo sostenible humano y social que deje de ser una expresión retórica para empezar a ser una ilusión esperanzada para todas las personas. La realidad de hoy se presenta tan llena de amenazas y límites corno de esperanzas y posibilidades que, para hacerlas realidad, requieren de nuestra parte algunos compromisos personales y colectivos, sin los cuales de nada servirán los avances científicos o nuestras buenas palabras, ya que ambos -saberes y voluntades- resultarían totalmente inútiles si no actuamos con decisión en favor de una convivencia más respetuosa con la Naturaleza, más solidaria y equitativa con todos, además de ecológicamente más perdurable.
Ricardo Díez Hochleitner Presidente de Honor del Club de Roma