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Guzmán H., Carlos. Mercadotecnia Política - Elecciones y Gobiernos

Marketing Político Electoral vs. Marketing Político Gubernamental

Disponen de la misma base pero son diferentes. Casi que podríamos afirmar que son sustancialmente diferentes. Para buscar parámetros comparables, podríamos afirmar que el Márketing Político Electoral -en caso de ser un automóvil- correspondería a la etapa de lanzamiento de un nuevo auto, que puede tener el paraguas de una vieja marca.

El Márketing Político Gubernamental -siguiendo con el mismo caso- sería el servicio de post venta, aplicado al mantenimiento de imagen.

Utopía. Tomas Moro

Del arte de la guerra

La guerra o la batalla es una cosa en extremo brutal, y, aunque ningún género de bestias esté más acostumbrado a hacerla que el hombre, los utópicos la aborrecen y detestan. Al revés de lo que se opina en casi todas las demás naciones, juzgan ellos que no hay nada menos glorioso que la gloria alcanzada en la guerra. A despecho de esto, tanto los varones como las hembras se ejercitan asiduamente en el manejo de las armas en determinados días con el fin de estar preparados para emprender accioues bélicas cuando sea menester. Mas no guerrean si no es para defender su propia patria o para arrojar del territorio de un país amigo a los enemigos que lo han invadido o, cuando movidos de compasión, emplean el poder de sus brazos para librar del yugo y de la esclavitud de la tiranía a algún pueblo oprimido.

 Sea como fuere, envían socorros a sus amigos, no solamente para defenderlos, sino a veces también para vengar ofensas que les han sido hechas a ellos antes. No obran así a menos que les hayan pedido previamente consejo; pues, si después de haber examinado el caso de guerra, el enemigo se niega a restituir las cosas que con justa razón se le demandan, consideran a éste el principal autor de la guerra. No hacen esto sólo cuando hay irrupciones e invasiones de soldados para saquear y llevarse el botín, sino también, y más extremamente, cuando, pretendiendo hacer justicia, cométense injusticias con los mercaderes de países amigos so pretexto de leyes inicuas o a causa de una maliciosa interpretación de las leyes buenas.

Rousseau, Jean-Jacques. El Contrato Social'

Del legislador

Para encontrar las mejores reglas sociales que convienen a las naciones, sería preciso una inteligencia superior que viese todas las pasiones de los hombres sin estar sujeta a ellas; que no tuviese ninguna relación con nuestra naturaleza y que la conociese a fondo; cuya dicha no dependiese de nosotros y que, no obstante, quisiese ocuparse de la nuestra; en fin, una inteligencia que, procurándose una lejana gloria para tiempos futuros, pudiese trabajar en un siglo y disfrutar en otro (12) . Sería necesario que hubiese dioses para poder dar leyes a los hombres.

El mismo razonamiento que empleaba Calígula de hecho, lo empleaba Platon en derecho para definir al hombre civil o real que buscaba en su libro Del Reinado . Pero si es verdad que un gran príncipe es un hombre raro ¡cuánto no lo será un gran legislador! El príncipe sólo tiene que seguir el modelo que el legislador debe proponer. El legislador es el mecánico que inventa la máquina; el príncipe es el operario que la arregla y la hace funcionar.

 

El alma del hombre bajo el socialismo. Oscar Wilde

A través del Socialismo se podrá llegar, pues al Individualismo. Como resultado natural, el Estado debe dejar de lado toda idea de gobierno. Debe dejarlo de lado pues, como dijo un sabio muchos siglos antes de Cristo, puede existir la humanidad por sí sola, pero no puede existir un gobierno para la humanidad . Todas las formas de gobierno fracasan. El despotismo es injusto con todos, incluso con el déspota que probablemente fue hecho para cosas mejores. Las oligarquías son injustas con las mayorías y las oclocracias con las minorías. Se pusieron ideales en la democracia: pero la democracia significa solamente el aporreamiento del pueblo por el pueblo, para el pueblo. 

 Ya se ha podido comprobar. Debo decir que era hora, pues toda autoridad es bien degradante. Degrada a quien la ejerce ya aquellos sobre quienes se ejerce. Cuando se aplica violenta, grosera y cruelmente, produce un buen efecto creando y fomentando el espíritu de la rebeldía y del Individualismo, que acabará por terminar con ella. Cuando se aplica con una cierta dosis de bondad y está acompañada de premios y recompensas, es tremendamente desmoralizadora. En ese caso, la gente está menos consciente de la horrible presión que se ejerce sobre ella y de esta forma atraviesa la vida en medio de un tosco confort, como animales domésticos, sin darse cuenta jamás de que probablemente están pensando los pensamientos de otras gentes, viviendo de acuerdo a los standards de otras gentes, usando lo que prácticamente podría llamarse ropa de segunda mano, y nunca siendo ellos mismos, ni por un solo momento. Aquél que fuere libre , dice un gran pensador, no debe conformarse . Y la autoridad, al sobornar a la gente, crea un tosco tipo de barbarismo sobrealimentado entre nosotros.

Discursos sobre la primera década de Tito Livio. Nicolas Maquiavelo

Capítulo VIII

Son tan útiles las acusaciones en las repúblicas, como perjudiciales las calumnias

Aunque el valor de Furio Camilo, cuando libró a Roma de la opresión de los galos, fue causa de que todos los ciudadanos romanos sin entender por ello que menguaban la reputación y jerarquía de cada uno, le prestaran obediencia, Manlio Capitolino no podía sufrir que le concedieran tanto honor y fama creyendo que, respecto a la salud de Roma, no había contraído él menores méritos al salvar el Capitolio, ni era inferior a Camilo en las demás dotes militares. Lleno de envidia, molestado sin cesar por la gloria de aquél, y viendo que no podía sembrar discordia entre los senadores, dirigióse a la plebe, es­parciendo entre ella pérfidas noticias.

Decía, entre otras cosas, que el tesoro reunido para entregarlo a los galos y libertarse de ellos no les había sido dado, usurpándolo varios ciudadanos, y si se devolviera, podía ser de utilidad pública, permitiendo aligerar los tributos de la plebe o pagar deudas a los ple­beyos. Estas afirmaciones impresionaron al pueblo, produciendo desórdenes y tumultos en la ciudad, que alarmaron al senado hasta el punto de considerar la situación peligrosa y elegir un dictador para que juzgara los hechos y refrenara la audacia de Manlio.

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